El deseo por lo exterior te somete
Recordá que no solo el ansia de poder y riqueza nos hace viles y subordinados a otros, sino también el ansia de calma, ocio, viajes y letras. Sencillamente, sea lo que sea lo exterior, su aprecio nos subordina a otra cosa.
Por eso, donde está el afán, allí está también el impedimento.
Epicteto. Disertaciones,4.4
Epicteto no está sugiriendo que la paz, el ocio, los viajes y el aprendizaje sean malos. Sin embargo, el deseo constante y ferviente está cargado de posibles complicaciones. Lo que deseamos nos hace vulnerables. Ya sea un viaje por el mundo, tener mucho dinero, o tener paz; cuando anhelamos algo, cuando queremos lo imposible, nos predisponemos a ser víctimas de la decepción. Porque el destino siempre puede intervenir y entonces es probable perder el control de uno mismo.
Como Diógenes el filósofo afirmó alguna vez: Es privilegio de los dioses no desear nada, y de hombres divinos desear poco. No querer nada nos hace invencibles, controlados. Y no solo se refiere a no desear cosas que son cuestionables como el dinero, la fama o la clase de disparates que nos venden los medios de comunicación. El amor o una causa noble también pueden destruir a alguien.
Cuando se trate de tus metas y esfuerzos preguntate siempre: ¿Lo controlo o me controla a mí?
Ejercicio de control del pensamiento y regulación emocional
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