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La verdad según Heidegger y Wittgenstein

Actualizado: hace 6 días

Explorando la Verdad en el Laberinto de la Lógica y la Filosofía

Adentrémonos en un fascinante viaje por el complejo mundo de la verdad según Heidegger y Wittgenstein, un viaje que nos llevará a los límites del pensamiento racional y la exploración del ser.


La Lógica como Guía

Heidegger nos invita a reflexionar sobre la diferencia entre la validez de una proposición y la verdad misma. En su obra "Lógica. La pregunta por la verdad", nos sumerge en un fascinante debate que trasciende las fronteras entre la ciencia y la filosofía: el estatuto de la verdad. Para él, la lógica es la disciplina que gobierna la razón y el pensamiento correcto, convirtiendo a la psicología en su principal aliada. ¿Cómo? Porque la psicología es la esencia misma de nuestro modo de representar, pensar y juzgar.

Según Heidegger, un razonamiento válido sigue los principios lógicos básicos, pero distingue entre dos formas de pensar: una racional y calculadora, propia de la era científica moderna, y otra más poética y filosófica, al servicio del lenguaje y la reflexión.


Los Límites del Lenguaje y la Verdad

Wittgenstein se une al debate al plantear que la verdad va más allá del lenguaje y sus límites. Tanto él como Heidegger refutan la definición aristotélica de verdad como concordancia entre pensamiento y realidad. Llegan a la conclusión de que la verdad no reside en las proposiciones, sino más allá del lenguaje mismo.


Desafíos del Presente y la Relación con la Tecnología

En la era digital, el desafío para el psicólogo contemporáneo es aún mayor, ya que las relaciones humanas se ven transformadas por la tecnología. Sin embargo, las preguntas fundamentales sobre la existencia y el sentido de la vida siguen presentes. Es por eso que retomar la verdad según Heidegger y Wittgenstein sirve de brújula.


El Camino de la Investigación Científica

En el mundo de la investigación científica, la psicología busca establecer verdades grupales basadas en juicios verdaderos, pero reconoce las limitaciones del lenguaje para capturar la esencia de la verdad filosófica. Aquí es donde la rigurosidad metodológica y la contribución original juegan un papel crucial.


Conclusiones: Un Diálogo entre Ciencia y Filosofía

En última instancia, nuestra búsqueda de verdad abarca tanto el ámbito científico como el filosófico. Aunque la ciencia nos ofrece respuestas basadas en evidencia observable, la filosofía nos invita a reflexionar sobre el significado más profundo de nuestra existencia.





A continuación, el desarrollo del tema:



La filosofía será tanto más indispensable cuanto la ciencia sea más verdadera, más rigurosa y más técnica en un dominio especial.

Jean Hippolite. Filosofía y Verdad


La diferencia establecida por Heidegger entre validez de una proposición y verdad en el libro Lógica. La pregunta por la verdad (2004), aborda una temática localizada en el linde del discurso científico y del filosófico, el estatuto de la verdad. La lógica, nos dice, es la doctrina de la razón, del pensamiento correcto y sus leyes, de allí que la psicología sea la disciplina fundamental de la lógica, entendida esta última como la esencia de nuestro representar, pensar y juzgar. Un razonamiento válido es aquel que sigue los cuatro principios acordes a la lógica, el principio de identidad, de no contradicción, de tercero excluido y de razón suficiente. Heidegger distingue dos temples del pensar, uno es el modo del pensar razonante y calculador, libre de toda disposición de espíritu, acorde en tanto razón con la confianza en la evidencia lógica y propio de la modernidad científico-técnica, y otro es el modo del corresponder y al servicio del lenguaje, propio de la filosofía y de la poesía. Razonar no es pensar, To gar aftó estín te kai ine. Esto suele traducirse comúnmente: Porque pensar y ser es lo mismo” (Heidegger, 1964 p.230). Si un razonamiento científico válido corresponde a un dominio diferente al de la verdad en filosofía ¿Puede la pregunta filosófica por la verdad del Ser quedar reducida a la validez de un razonamiento?

También Wittgenstein postuló que la verdad del Ser no puede ser respondida desde la lógica, puesto que esta verdad va más allá del lenguaje y atraviesa sus límites. Tanto Wittgenstein como Heidegger refutan la definición aristotélica de la verdad en tanto concordancia pensamiento-ente, llegando ambos a la misma conclusión en sus investigaciones, que la verdad no procede de la proposición puesto que está más allá del lenguaje. Ha sido siempre un problema para la filosofía encontrar las proposiciones acordes, aquellas que muestren, que indiquen el lugar de la verdad y que al mismo tiempo se ajusten al discurso científico.

Y además del problema mencionado, existe otra dificultad en este dominio: que la diferencia planteada por Heidegger entre el lenguaje informativo y el lenguaje poético se desvanece en nuestra era, puesto que quien habla originariamente ya no es el lenguaje mismo, ni los hombres, sino el sistema de códigos que opera incluso en las estructuras genéticas, técnicamente manipulables, de los seres vivos. ¿Hay algo hoy, como lo había aún en el tiempo de Heidegger, que pueda contraponerse a la esencia de la técnica?


La verdad del Ser en el marco del discurso científico.


El discurso filosófico que trata sobre lo que las ciencias entienden

por «verdad» no puede considerarse, a su vez, verdadero.

No existe una verdad de la verdad.

George Canguilhem. Filosofía y Verdad


En el acápite del presente parágrafo se lee una cita del coloquio Filosofía y Verdad, celebrado en 1965 entre George Cangilhem, Dina Dreyfus, Jean Hyppolite, Michel Foucault, Paul Ricoeur y Alian Badiou. Siguiendo la sentencia de Canguilhem ¿Es posible articular proposiciones acordes a la verdad del discurso filosófico en una tesis científica?

Desde el punto de vista de las ciencias no es posible establecer verdades definitivas, aunque sí, alcanzar consensos grupales basados en juicios verdaderos. Ahora bien, la esencia de la verdad en filosofía no es expresable en un juicio verdadero y es en este punto donde se establece la diferenciación entre el discurso científico y el filosófico. En filosofía la verdad no alude a la correspondencia lenguaje-mundo puesto que no es articulable en un discurso con sentido sino susceptible de ser indicada, mostrada. Entonces, cuando investigamos temáticas de difícil abordaje para el discurso científico, es necesario que la estructura de nuestras presuposiciones quede ajustada a la estructura de la disciplina que da marco a nuestro estudio para que la investigación no naufrague.

La particularidad de las ciencias humanas es que no se trabaja con algoritmos como en ciencias duras sino con el juicio, la intuición y la ética, de allí que sustraerse de una mirada subjetivista sobre el objeto de estudio sea tarea aún más compleja en este dominio. Además de la lógica, la observación y la experimentación, será el criterio del científico particular y su saber sobre el estado actual de su disciplina lo que incida en el resultado de la tesis. Por eso será fundamental antes del inicio de la investigación y para evitar el naufragio, el estudio minucioso de la lógica del método científico y los presupuestos básicos de la disciplina que le dará el marco. Luego, toda propuesta es factible de ser aprobada por la comunidad científica, si se tienen en claro la metodología de trabajo y los requerimientos de cientificidad.

Dice Harold Brown en La Nueva Filosofía de la Ciencia (1998), que la ciencia no está constituida por los resultados sino por la investigación en curso, puesto que el único criterio válido de cientificidad es el consenso de la comunidad científica y como todo se modifica, aquellos resultados que fueron tomados como válidos en un paradigma pueden ser falsados en el siguiente. Los presupuestos aceptados cambian con el tiempo, como así también la interpretación de las observaciones y los fenómenos problematizables. Lo único que permanece constante en ciencia es la investigación en curso, cuya estructura y desarrollo son dialécticos en la medida en que se modifican mutuamente, y cuya fuerza impulsora es la intención del científico de construir un objeto de observación y una teoría coherentemente organizados. Ahora bien, si nuestro objeto de estudio fuese una población determinada y nuestro marco teórico el discurso filosófico, para evitar las ambigüedades del lenguaje sería fundamental aclarar la teoría en la que nos ubicamos, esto es, la corriente filosófica a la que adherimos, a fin de realizar las observaciones en nuestro objeto de estudio con dicha teoría in mente. El marco teórico o premisas iniciales a partir de las cuales se deducen las hipótesis que permitirán dar cuenta de los fenómenos particulares que responderán al problema, será el lugar desde donde se investigue y se ponga a prueba la teoría a través de la observación. En el intento de dar respuesta al problema se va explicitando el marco teórico, que sirve además como fuente para formular la hipótesis de trabajo. Y es la explicitación, la consistencia y la sustentabilidad de una teoría, como así también una observación sistemática con datos confiables, lo que caracteriza al conocimiento científico.

La psicología en tanto disciplina científica, en la medida en que ha obtenido resultados observables y medibles con instrumentos estandarizados, ha podido ingresar en el discurso científico, puesto que cumple con sus requisitos: es un conjunto de conocimientos obtenidos mediante la observación y el razonamiento sistemáticamente estructurados de los cuales se deducen principios y leyes generales. Entonces, una investigación en psicología requerirá establecer la especificidad del objeto de estudio y el marco teórico con el que realizaremos las observaciones. El científico debe fundamentalmente tener clarificado el método, es decir, el modo de aplicación del marco teórico al problema concreto, dado que la investigación es la unión entre la información que recibe del mundo exterior y la teoría in mente.

El psicoanálisis en particular constituye un discurso en sí mismo, instaurado en el interior de la sociedad moderna por Freud, de allí que no se incluya en el discurso científico puesto que en la ciencia las características individuales del sujeto de estudio o muestra, desaparecen por el requerimiento de validez universal, en tanto que el discurso analítico se dirige a la particularidad del sujeto, a su rasgo no universalizable.


Filosofía y Psicología. ¿Un más allá del discurso?

La idea de totalidad es la forma en la que recupero racionalmente esta relación de mi ser con el Ser.

Paul Ricoeur. Filosofía y Verdad


La era digital plantea grandes desafíos al psicólogo contemporáneo, en la medida en que el sujeto posmoderno establece una relación con los dispositivos tecnológicos que ha modificado, y continúa modificando, no sólo el flujo de información, sino el modo de vincularse con el otro y de alojarse en el Otro. No obstante, hay algo que no cambió ni cambiará, y es el hecho de que el ser humano nunca dejará de hacerse las eternas preguntas que han guiado a todos los filósofos, las preguntas sobre el más allá, la muerte, el destino, y el enigma de la existencia.

Para embarcarse en una tesis doctoral que aborde temáticas alejadas del discurso científico y no naufragar, será necesario tener en cuenta además de los requisitos de cientificidad ya mencionados, tres aspectos fundamentales: la rigurosidad en la aplicación del método, la originalidad del tema y la contribución al conocimiento científico.

Es en el momento en que el investigador aprende a observar la realidad en función al supuesto teórico, que la investigación es posible. Sin embargo, nuestra época ha dado muestras del fracaso de la razón, puesto que su desmedido desarrollo ha puesto en peligro incluso la supervivencia del hombre. De allí que un retorno al discurso filosófico sea necesario para orientar la existencia. Dice Paul Feyerabend al respecto, en su libro Contra el Método (1984), que amplias zonas de nuestro pensamiento están basadas en la intuición, entonces, "¿La pretensión abstracta de acercarse a la verdad puede alcanzarse de una manera totalmente racional, o es quizás inaccesible para aquellos que deciden confiar solamente en la argumentación?” (Paul Feyerabend, 1984 p.104).

Wittgenstein, parte integrante del empirismo lógico y del círculo de Viena, planteó que el lenguaje es el límite del mundo y distinguió el yo psicológico del yo filosófico. La subjetividad o yo psicológico no puede ir más allá de los límites del lenguaje o discurso racional. El sujeto metafísico, en cambio, choca con esa imposibilidad y se descubre no formando parte del mundo. Es el yo del solipsismo absoluto. Este yo se reduce a un punto sin extensión, donde las proposiciones del lenguaje tienen todas el mismo valor "Si hay un valor que tenga valor, debe quedar fuera de todo lo que acaece y de todo ser-así…Debe quedar fuera del mundo"(Wittgenstein, 1957 p.197). Cuando Wittgenstein experimenta los límites del lenguaje se torna místico, entendiendo el misticismo como una experiencia que nos invade cuando tocamos los límites del lenguaje, es decir, los límites de nuestro mundo, y presentimos, intuimos, que "hay lo inexpresable". El Tractatus lógico-philosophicus, en un intento de llevar al límite el positivismo lógico, finaliza en el misticismo. “De lo que no se puede hablar mejor es callarse” (Wittgenstein, 1957 p. 203). Y nos propone una terapéutica, la de curarnos de la enfermedad del lenguaje, encontrar una paz definitiva a la inquietud metafísica a partir de un cambio en la percepción del mundo. “La visión del mundo sub specie aeterni es su contemplación como un todo-limitado-. Sentir el mundo como un todo limitado es lo místico” (Wittgenstein, p.201). Resuena en su propuesta el Gelassenheit heideggeriano, la Serenidad, para habitar el vertiginoso mundo actual.


Conclusión


Hay verdades científicas y hay un lugar donde germina la esencia de la verdad,

la existencia en su proyecto global.

Jean Hippolite. Filosofía y Verdad


Los sujetos posmodernos habitamos en un nuevo "juego de lenguaje", de relaciones continuamente cambiantes y sin pretensiones de verdad absoluta. Pero hay algo que no se modifica, y es el intento de encontrar una respuesta pacificadora al enigma de la existencia, libre del pensar calculador propio de la esencia de la técnica. Incluir en la caja de herramientas del psicólogo la esfera espiritual y sustentarla científicamente es posible, teniendo en cuenta que una tesis solo es relevante para la comunidad científica cuando se halla debidamente fundada sobre una explicación coherente y lógicamente válida.


Bibliografía Consultada

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